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Cómo afectan los materiales no biodegradables al medio ambiente

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Últimamente no deja de haber más y más productos BIO en toda clase de tiendas, aunque normalmente no viene nadie a explicarnos lo que eso significa en cada contexto. ¿Bio de biológico, de bioesfera, de biótico? Sabemos que es algo verde, algo relacionado con el planeta pero, ¿en qué medida?

Aunque tirar basura al suelo es algo que no se recomienda en ningún caso, todos sabemos que no es lo mismo tirar la cáscara de un plátano que una bolsa de plástico. A veces, por ejemplo, ponemos la excusa de que algo es orgánico para poder tirarlo sin remordimiento. ¿Pero qué significa exactamente esto? Todos tenemos la intuición de que es algo que tarda menos desaparecer, en descomponerse; y es cierto, es lo que llamamos materiales biodegradables. 

Diferencias entre Biodegradables y no Biodegradables.

Efectivamente, lo que más nos preocupa cuando tiramos basura es lo que va a tardar en descomponerse y en esto radica la principal diferencia entre materiales biodegradables y no biodegradables. La cáscara de plátano que poníamos como ejemplo sigue un proceso de descomposición natural, es decir, las moléculas que lo conforman se convierten por la acción biológica (bacterias, hongos, animales, etc) en formas más simples y estables capaces de ser absorbidas como sustrato más rápidamente por el medio.  En cambio, cuando hablamos de materiales no biodegradables hablamos de aquellos que no siguen un proceso de descomposición que pueda ser fácilmente asimilado por el medio. Esto conlleva que algunos materiales de este tipo como los plásticos, el vidrio o los metales tarden cientos o miles de años en descomponerse.

Pero no se trata de arrumbarlos para que no molesten, ya que además estos materiales se desfragmentan en el aire y en el mismo hábitat, que terminan también contaminados. Los gases tóxicos que emiten dañan constantemente el medioambiente y la salud de los seres vivos que lo habitan. De ahí que se incida tanto en reciclar, que existan contenedores de plásticos, pilas o de todo tipo de materiales no biodegradables, puesto que si estos no se convierten en un residuo, pueden ser perfectamente reutilizados. Y no es cuestión únicamente de ahorrar material, sino de evitar el fuerte impacto ecológico que genera no hacerlo. 

Los efectos negativos de los materiales no biodegradables

La mayoría de productos que compramos tienen materiales no biodegradables. Vidrio, latas, bombillas, metales, cerámicas, pinturas, sintéticos, pegamentos o sobretodo, plásticos. Seguramente la última vez que fuimos al supermercado nos trajimos mínimo una buena cantidad de esto último.

De los 100 millones de toneladas de plástico que se fabrican cada año y que consumimos en toda clase de productos, 13 millones acaban en los océanos, lo que los convierten en el mayor vertedero del mundo. Además, los plásticos al contacto con el agua liberan compuestos altamente contaminantes, como el bisfenol A, que acaba con la vida de una buena parte de la fauna marina. Por no hablar de los microplásticos que consumen y afectan a la salud de muchos seres vivos de los que los humanos nos alimentamos.

Tampoco solemos reparar en cómo los plásticos que arrojamos a la tierra liberan sustancias tóxicas que penetran en el subsuelo y contaminan las aguas y los nutrientes subterráneos. O de cómo en su incineración se liberan al aire metales, dioxinas, gases tóxicos o dióxido de carbono que pueden provocar problemas respiratorios. 

Soluciones para acabar con los materiales no biodegradables

Pero no se trata de ser apocalípticos: todavía no se puede acabar con todos los materiales no biodegradables (aunque es importante reducirlos siempre que podamos), ni hará tanta falta siempre que estemos concienciados de lo que supone que éstos acaben en lugares indeseados. Es importante conocer que reciclando no sólo le damos una vida nueva a lo que tiramos, sino que evitamos que penetren en un ciclo ecológico dañino que repercuten, como hemos dicho, hasta en nuestra salud.

Se han ofrecido múltiples soluciones para concienciar en la sostenibilidad y la buena gestión de residuos. En países como Alemania se paga a la ciudadanos por reciclar, habiendo incluso máquinas en todos los supermercados que te devuelven unos céntimos por cada botella que se recicla. La medida estrella, en cambio, consiste en convertir algunos utensilios hechos con materiales no biodegradables en biodegradables. Bolsas de cartón, envases de celulosa, pajitas de papel kraft, etc. Distintos materiales compostables o fácilmente reciclables están sustituyendo al hasta hace poco indisputable imperio del plástico. Y esta es, sin duda, la mejor opción para que muchos productos de usar y tirar no acaben tardando siglos en descomponerse, dejando una huella imborrable en el planeta que costará muchos años deshacer. 

Celebramos el Día Mundial del Medio Ambiente

En Covercash.es apostamos por dar este gran salto hacia los nuevos materiales biodegradables. El 5 de Junio fue el Día Mundial del Medio Ambiente y lo celebramos con todo nuestro catálogo de envases biodegradables para que los negocios se adapten a lo que los consumidores demandan hoy en día. Sabemos que, aunque urja, hacer un cambio no siempre es fácil, por eso nos implicamos con que la calidad de nuestros envases sostenibles sea siempre la más óptima y una garantía de compromiso con el medio ambiente.